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lunes, 25 de marzo de 2013

Acolchado: una buena forma de vestir la tierra

Durante estos días previos a la Semama Santa, hemos estado acabando la recolección del aguacate hass. La producción ha sido media y los precios de mercado este año sí han acompañado -eso sí, siempre teniendo en cuenta el enorme desfase entre precio pagado finalmente por el consumidor y el percibido por el agricultor, pero este desfase será objeto de una entrada especial en el blog-.
Después de la recolección, es conveniente podar el aguacate -aquí se utiliza el término talar más que podar- para eliminar aquéllas ramas más viejas y permitir a la planta desarrollar las ramas jóvenes, que son las que producirán mejores aguacates en la próxima temporada.
La práctica mayoritaria en la zona es, una vez podados los árboles, quemar las ramas y santas pascuas. Así se ha hecho desde siempre; al agricultor "tradicional" le gusta ver sus bancales completamente limpios de hierba y de ramas o cualquier otro tipo de residuo orgánico.
Pero esta visión está cambiando poco a poco y desde hace unos años, algunos agricultores están empezando a triturar estos restos in situ, creando una cobertura  de virutas y hojas trituradas que se dejan sobre el suelo próximo al tronco del aguacate, aplicando la técnica denominada acolchado o mulching.
Las principales ventajas de esta técnica son tres: en primer lugar, el resto de la poda se va descomponiendo poco a poco, sirviendo de alimento a la planta; además, esta capa de material orgánico dificulta que crezca demasiada hierba adventicia -mal llamada mala hierba- debajo del aguacate y, por último, previene la erosión que se produce cuando la lluvia golpea el suelo desnudo. En el fondo, no se trata más que de intentar reproducir las condiciones que se producen en un ecosistema natural, en el bosque, donde las hojas secas y ramas que se desprenden de los árboles van creando poco a poco un mantillo de una fertilidad tremenda.
Claro que, el acolchado también tiene sus inconvenientes, sí, otros tres: es más caro que quemar las ramas, si la planta presenta alguna enfermedad puede hacer más difícil su erradicación y, por último, en una primera etapa, la descomposición de las hojas y ramas secas -ricas en carbono- hace que se pueda descompensar ligeramente la relación carbono - nitrógeno en la fertilización del suelo.
Yo soy partidario de aplicar el acolchado, por las ventajas que expuse anteriormente y que compensan sobradamente sus posibles inconvenientes. Eso sí, he optado por aplicar una técnica distinta a la biotrituración.
Después de podar, ya en el suelo, y con ayuda de un hacha, hemos cortado las ramitas más finas, separándolas de los troncos más gruesos. No hemos triturado nada, simplemente hemos distribuido las ramitas y hojas encima del suelo, preferiblemente en las zonas en las que había menor concentración de hojas en descomposición. Los troncos más gruesos los hemos apilado en las zonas laterales de los bancales, donde no estorben al paso.

El resultado lo podéis ver en estas dos fotografías.

Acolchado alrededor del tronco del aguacate

Ramas sobrantes que se retiran para no molestar el paso
Pretendo repetir este mismo tipo de poda durante varios años, con el objetivo de incrementar poco a poco, la fertilidad de la tierra... después de los agucates, le va a tocar a los chirimoyos, que empezaremos a talar el próximo mes.

martes, 19 de marzo de 2013

el comienzo de una gran aventura

Pues sí, después de más de año medio de haber tomado la decisión de cambiar radicalmente de vida, por fin ha llegado el momento... el paso ya está dado.
La historia comenzó a finales del verano de 2011. Mi mujer y yo volvíamos de pasar unos días de vacaciones en Jete, con mi familia, inmersos en este espectacular valle del Río Verde; camino de Madrid, Miriam -me sigo refiriendo a mi mujer- me propuso, medio en serio, medio en broma, la posibilidad de darle un giro importante a nuestra vida, trasladándonos de Madrid al sur... creo que tardamos aproximadamente quince segundos en tomar una decisión en firme... SÍ, NOS MUDAREMOS AL SUR, EN BUSCA DE UNA VIDA MÁS SANA, MÁS PLENA, CON UN RITMO MÁS HUMANO Y EN UN ENTORNO MUCHO MÁS AGRADABLE.

Esos quince segundos de deliberación no son proporcionales a la importancia de la decisión, pero sí denotaban la ambición de cambio que tanto Miriam como yo teníamos.

Cuando tomamos esa decisión, decidimos como pareja; no sabíamos que poco tiempo después descubriríamos que estábamos embarazados. La verdad es que Sabina, nuestra hija, no tuvo nada que ver en la decisión, pero evidentemente, le iba a afectar notablemente. Repasando mentalmente todas y cada unas de las razones por las que a nosotros nos venía bien el cambio, todas y cada una de ellas son también aplicables a Sabina... miel sobre hojuelas.
Dejar de trabajar en un gran banco por mi parte y en una empresa muy consolidada por parte de mi mujer implicaba un riesgo, un dejar pasar la "seguridad" de un trabajo remunerado por la incertidumbre de unos ingresos más aleatorios... pero el riesgo merecía la pena, sobradamente.
Desde aquel día, todo han sido planes, castillos en el aire y pensamientos sobre nuestro aterrizaje y adaptación al nuevo "medio", pero el tiempo pasa y el más de año y medio de preparación para el salto ya ha transcurrido; desde hace dos semanas estamos en Almuñécar, nuestra base de operaciones para este cambio de vida tan deseado.
Por el camino, una excedencia en mi empleo y un despido -y posterior creación de una empresa propia- por parte de Miriam.
4 de marzo, nuestro primer día en Almuñécar. La primera semana se nos ha ido deshaciendo cajas y colocando las cosas en nuestra nueva casa.
La segunda semana ya he comenzado a poner en práctica todos esos planes que fui madurando durante ese más de año y medio de preparación... planes destinados a producir frutas tropicales de calidad a través de métodos productivos más saludables, tanto para el consumidor, como para el propio medio -este maravilloso valle de Río Verde-, pero esto ya será materia de la segunda entrada del blog.
new age